viernes, 7 de noviembre de 2008

Pensamiento Sistémico (ST) e Inteligencia de Negocio (BI): crónica de una convergencia anunciada.

Tanto Inteligencia de Negocio (Business Intelligence, BI) como el Pensamiento Sistémico (Systems-thinking, ST) acumulan años de experiencias. En ambos frentes se cuenta con casos de éxito que han ayudado a profundizar en el conocimiento de negocio y mejorado la toma de decisiones en muchísimas organizaciones. Para los dos casos se han desarrollado herramientas, tecnología, soporte científico y matemático, técnicas y metodologías, lo suficientemente maduros para facilitar su utilización práctica. Hasta la fecha han evolucionado en paralelo, cada uno por su lado, ahora la convergencia de estos dos mundos parece lógica, por lo menos digna de consideración e investigación. Que nadie se asuste, no es necesario saber de matemáticas o tecnología para aprovecharse de estas disciplinas, pero hay que dejar constancia que tienen una base sólida en que apoyarse.

Antes de meterme en vereda me gustaría anticipar un par reflexiones personales sobre coincidencias de fondo que encuentro en BI y ST, que las puede unir y a la vez ser un factor diferencial con otras técnicas.

Esta es la primera reflexión. Mientras es habitual encontrar metodologías, tecnología, prácticas al uso, con el objeto de “hacer mejor las cosas”, tanto BI como ST albergan una motivación adicional y diferente: “hacer cosas mejores”. Esto tiene un corolario, “hacer cosas mejores” versus “hacer mejor las cosas” nos induce a la idea de innovación, y la innovación no es exclusivamente tecnológica. La innovación más importante está asociada a las personas.

Ahí va la segunda reflexión. La realidad de los negocios es compleja. Tanto BI como ST tratan de facilitar un conocimiento global, completo y a la vez detallado de esa realidad compleja; es decir, un conocimiento holístico. Esto facilitará, por ejemplo, la toma de mejores decisiones: la ejecución de acciones que nos acerquen a un objetivo deseado. La diferencia está en la forma de abordar ese conocimiento. Mientras BI para alcanzar ese conocimiento prioriza el foco en la “información”, en la transformación de datos en conocimiento, en ST la pieza clave es el concepto de “sistema”, definido como un conjunto de entidades interrelacionadas entre sí, sistemas que tienen una serie de propiedades características comunes que ya detallaré, como por ejemplo que todos los sistemas son dinámicos. (Aquí sistema, como se puede deducir, no es sistema informático sino que es un concepto mucho más generalista). Así que por qué no buscar ese conocimiento holístico, global y detallado a la vez, sumando las dos perspectivas, la perspectiva de la información del BI y la perspectiva “sistémica” de ST.

Dos perspectivas, dos aproximaciones, dos tareas, doble trabajo, más complejidad. Nada de eso, recorrer ambos caminos hará más fácil la ardua tarea. Por ejemplo, la aproximación “sistémica” nos puede ayudar considerablemente en la identificación de los indicadores claves del negocio (KPI,s), pieza clave de una buena solución BI. Añadiendo además un mejor conocimiento de su interrelación y de la dinámica del negocio. Por su parte, BI puede nutrir de valiosos datos e información a los modelos sistémicos, proporcionando una poderosa herramienta de validación, exploración y enriquecimiento de los modelos. BI puede proporcionar un poderoso feedback, global y detallado, al modelo sistémico. La simulación de la dinámica de negocio quedará reforzada. Podré disponer de abundante información para verificar el comportamiento dinámico de los modelos sistémicos con los numerosos datos históricos, del pasado, para verificar, revisar y enriquecer las hipótesis planteadas en los modelos.

Preveo por tanto que el esfuerzo será menor, más sencillo, y el conocimiento más rico, pero desde luego nos obliga a “aprender” nuevas cosas. Espero que “aprender” nos motive tanto, que convierta cualquier sacrificio en un esfuerzo muy llevadero.

Cierro este apunte por el momento. Como observo que los sabios visitantes que ha tenido este blog provienen de los dos mundos (BI y ST) creo que haré a una doble introducción, hacia la Inteligencia de Negocio para unos y hacia el Pensamiento Sistémico para los otros en la próxima entrada. “¿Para qué Inteligencia de Negocio? ¿Para qué Pensamiento Sistémico?”. Será el próximo apunte.

martes, 28 de octubre de 2008

Prólogo: ¿Para qué este blog?

Nada más leer los primeros libros sobre Pensamiento Sistémico, empezando por "La Quinta Disciplina" de Peter Senge, se me ocurrió que podrían ser de aplicación en el diseño de soluciones de Inteligencia de Negocio. Enseguida comprobé que no fui nada original, ya hay literatura al respecto, aunque no demasiado abundante, y varios expertos del BI y el DW están explorando y aplicando arquetipos y modelos sistémicos para diseñar estas soluciones.

Así que, aunque nada original, mi idea no era descabellada. A partir de aquí he ido explorando, no me atrevo a decir investigando, las posibilidades de aplicación del pensamiento sistémico en BI. He cosechado algún cúmulo de ideas pero desgraciadamente no dispongo de un laboratorio para practicar. Tendría que contar para ello con algún cliente dispuesto y convencido de su utilidad para su puesta en práctica. Creo que esto significaría contar con una organización en el cliente muy madura y abierta, como iremos viendo, espero, a lo largo de este blog. Encontrar una organización de este tipo es francamente difícil. ¿O quizás no? Quizás podamos empezar sin contar con el cliente, sin que el cliente lo sepa realmente. Ya veremos.

El caso es que, para que estos pensamientos míos no vayan quedando por ahí perdidos y acabe yo mismo olvidándolos, he decidido ponerlos en este blog. Pretendo, por tanto, usar este blog casi como un cuaderno de notas, para ello albergo la esperanza de ser capaz de vencer la pereza e ir publicando por aquí las ocurrencias y los descubrimientos según me vayan llegando.

Esto significa también que serán ideas espontáneas, con muchas posibilidades de equivocarme en este publicar sin pulir. Pero no importa, esto no es más que el inicio de una obra inacabada.